No tenés ni
idea,
de cuantos
poemas no escritos sobre vos
tengo en mi
memoria.
Sin lápiz y
papel a mano,
escribo
entre pensamientos
y recuerdos
de un casi algo.
Un casi
nosotros.
No llegamos
a serlo,
pero tal
vez,
el destino
quisiera que fuera así.
Mostrarme
que todavía hay algo lindo ahí afuera.
No sé en
qué momento
empecé a
gustarte de verdad.
Y sé que,
por eso, nunca dejé que accedieras a mi yo al 100%.
No conociste
mi locura,
mis chistes
malos,
mi risa
escandalosa
o lo
cariñosa que soy.
Conociste
un lado más frío,
con miedo de
entregarse
a algo que
ya sospechaba desde el inicio
que tal vez
no funcionaría.
No porque
no fuéramos compatibles,
pero porque
las señales de que no estabas preparado
siempre
estuvieron ahí.
Y mi cuerpo
lo sabía,
por eso no
me abrí,
no dejé que
mis sentimientos fueran más lejos.
Porque en
el fondo yo sabía que no estabas listo
y que necesitabas
descubrirte.
Pero me
llevo las pocas cosas lindas,
como cuando
empezabas a hablar de un tema que te gustaba sin parar.
Como movías
tus manos al explicarme algo
O cuando me
llevaste a mi restaurante favorito en aquella fecha especial
cuando
nadie más lo hizo.
Gracias por
haber sido ese casi algo.

0 comments